Buscando aquella mirada, que ni siquiera tenia la certeza de que existiera. Buscando entre la noche y entre las sombras. Buscando aquella compañía, aun sabiendo que estaba solo. Buscando aquel hombro donde llorar. Buscando aquella mano a la que aferrarse, aquel cariño para arroparlo por las noches. Buscando aquel beso que le diera abrigo. Perdía las noches buscando a tientas algo que ni tan siquiera existía. Cada vez más desesperadamente, cada vez con más necesidad, cada vez más indispensable. Su mente se iba trastornando lentamente. Sentía que el que se perdía era él. Buscando esa media mitad. Buscando otra alma perturbada para poder vagar eternamente sin rumbo alguno juntos. Llegó un momento en que se dio cuenta de que aquella búsqueda había sido, era y sería en vano. Quería encontrar algo de luz en la oscuridad pero sabía que tendría que esperar a que esa luz viniera hacia él. Tendría que esperar a que el viento arrastrara las nubes y dejara a la vista el enorme mar de estrellas que protegía el cielo. Dejar a la vista el enorme guardián de la noche, que como un ángel, batía sus alas y que con su ligero vuelo, como el de una paloma, traía paz a donde quiera fuese. Buscaba esa felicidad que sabía que no conseguiría tener. Esa cosa abstracta que difícilmente se conseguía y fácilmente se perdía. Las horas iban pasando y cada segundo se le hacía eterno. Vivía sin vivir. En una angustia que iba matando sus sentidos en silencio. El dolor de rendirse a luchar por algo imposible, era peor que el de luchar sin encontrar lo que ansiamos. Es nuestra simple necesidad de descubrir lo que está oculto y de encontrarle sentido a lo indescriptible. Sin saber porque, en su mente rondaban uno tras otro, los momentos que había creído vivir, en forma de diapositivas, como si de una vieja película, que a veces se encajaba, se tratase. Todas y cada una de aquellas personas por las cual había luchado en vano, para acabar recibiendo una patada, le vinieron a la mente. Todos los recuerdos reaparecieron, y sin darse cuenta de cómo los tanteaba, jugó con los olores, manipuló los sabores y acarició los sentimientos. Y sin saber como ni porqué, quiso ponerle fin a todo. Decidió desaparecer por un tiempo. Decidió dejarlo todo atrás para regresar hecho un hombre y dejando ese niño pequeño que se escondía dentro de él, en algún lugar de aquel gran mundo, donde estaba seguro que sería feliz y sin más se fue. Total, nadie le echaría en falta..
